Vaya de entrada que estoy totalmente en contra de cualquier tipo de adoctrinamiento. Soy un enemigo feroz de las tres religiones monoteístas que, en nombre de su criminal dios, han asesinado más que nadie a lo largo de la historia de la Humanidad. Escondiendo, en todos los casos, que la batalla es entre ricos y pobres. |
Dicho esto, me hacen gracia estos montajes fotográficos cuya pretensión es, no nos engañemos, generar prejuicios que nos acerquen al racismo y la xenofobia. Cuentan para ello con algo que, desgraciadamente, no se puede fotografiar: nuestra ignorancia y nuestra infinita estupidez.
Si hubiera una cámara capaz de fotografiar los cerebros (su contenido) de los españoles de 1972 y los de los de ahora, nos daríamos cuenta de que nuestro burka mental es muchísimo más opaco, pesado y negro que el que pueda vestir cualquier mujer de esos países pretendidamente Integristas islámicos.
¿Quiere decir esto que no son integristas islámicos? No, lo son y además demuestran estar totalmente enfermos.
Pero, ¿no es de estar enfermo un país que acepta, porque les sigue votando, a un partido político, fundamentalista ultracatólico, que da medallas a imágenes de una pretendida madre de un dios, o la nombra alcaldesa vitalicia de cualquier ciudad, o acude a ella , “una estatua”, para que mejore el empleo y la crisis económica?
¿No es de estar enfermo un país que permite a sus imanes religiosos, aquí conocidos como obispos, salir en los medios para hacer apología de la violación, de la pederastia y de la homofobia, todo en nombre de un dios tan ridículamente falso como Alá o Jehová?
¿No es de estar enfermo un país que juzga estas imágenes pero es incapaz de juzgar las brutalidades que se cometen en Arabia Saudí, solo porque esa monarquía es amiga de un rey impuesto por un dictador criminal y traidor?
¿No es de estar enfermo un país cuyas mujeres viven sujetas al hermosos burka de la moda: tallas, tacones, depilación, delgadez, belleza, piel perfecta, canas… solo para ser aceptadas por los hombres de dicha sociedad?
Si juzgamos una cultura sin conocerla, solo por una foto o porque “alguien dijo que oyó algo que dijo no se sabe quien”, demostramos un nivel intelectual que no se aleja un ápice de aquellos que están obligando a sus mujeres a vestir de cierto modo (solo en oriente, claro). La primera cosa que deberíamos hacer antes de juzgar es: conocer a gente de esa otra cultura para que nos explique por qué visten como visten; y también sería bueno analizar si la diferencias religiosas no esconden una diferencias económicas o la posibilidad de conseguir pingües beneficios por parte de unos pocos a cambio de generar odios irracionales y estúpidos en poblaciones incapaces ya de tener su propio criterio.